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miércoles, 27 de junio de 2012

ASTROMAD OLIMPICO 2012



No se por donde empezar para describir el evento. Lo que podía tener todos los ingredientes para ser un gran triatlón se tornó, por unas y otras circunstancias en un desastre.
Empezamos por el principio. Estaba inscrito en Astromad en distancia olímpica, lo de la distancia olímpica es un decir pues el circuito de bicicleta constaba de 60 kilómetros, que siendo por la zona de Robledo de Chavela significa 60 kilómetros de montaña, para hacernos una idea en los primeros 10 km se pasa de los 550 metros de altura a los 1.000.

Ya son muchos años, los que tengo y los que llevo haciendo triatlón y evidentemente sabía de antemano que esperaba una carrera dura. Los circuitos se compartían con el resto de modalidades (Half y sprint), para los de olímpico y half teníamos avituallamiento en el segmento de ciclismo, kilómetros 20 y 60. Obviamente para los del olímpico solo teníamos uno, ya que en el kilómetro 60 finalizabamos el segmento. Esto, de antemano, me preocupaba. Tenía fresco el recuerdo de Ecotrimad y la deshidratación que sufrí (que sufrimos todos) ese día y con las previsiones de calor para ese día, me parecía escaso el avituallamiento.

La carrera comenzaba a las 14:30 (con la fresca). Los primeros en salir serían los del medio, a continuación nosotros y después los del sprint. La hora de salida se acercaba y el speaker nos anuncia que la carrera se retrasaba debido a un accidente de moto en la misma carretera por la que circularíamos en bicicleta. El caso es que la carrera se retrasaba, pasábamos por boxes para beber algo de nuestros bidones y aunque los había congelado en casa, estaban totalmente líquidos por lo que a la salida del agua serían auténtico caldo.

Unos 50 minutos más tarde de lo previsto MOOOOOCC, comienza la pelea. A pesar del calor el agua estaba congelada y se permitía el neopreno, tras sortear los primeros golpes y pasar a los de alrededor me encuentro cortado y encabezando un grupo. El circuito de natación era un ida y vuelta, al girar la bolla nos juntábamos con los del half que giraban más adelante. A la salida del agua y bajo el arco de salida el crono marcaba 23:20, puff, tiempazo. Alguien me cantaba que era el séptimo del olímpico. Transición lenta y a la carretera. Efectivamente el primer trago del bidón confirmaba mi presagio, el agua era auténtico caldo, pero había que hidratarse.

El tráfico estaba abierto en todo el recorrido, pero en el primer tramo apenas teniamos un par de metros para circular y los coches pasaban constantemente. A pesar de todo las sensaciones eran buenas y ascendía a buen ritmo, tras la ascensión desvío a Cebreros y el avituallamiento estaba cerca, cargué con dos bidones de agua, deshaciendome de los anteriores, pero eran más pequeños y uno de ellos ni siquiera estaba lleno. A partir de aquí era un continuo subre y baja. Los kilómetros pasaban y el calor hacía mella. El agua se iba acabando, joer esto iba a parecer la travesía del desierto. En no se que pueblo pásamos por una calle con adoquines, El sensor gps se me calló de la bici y vete tú a saber donde paró, me bajé de la bici lo comencé a buscar, un señor que estaba viendo la carrera se puso a buscar conmigo. Llevaba 3-4 minutos buscando, debajo de los coches pero no había forma, me empecé a agobiar, no sabía si seguir buscando o seguir con la bici, al final me monté en la bici y seguí. Entre el mal rollo de perder el cacharrín y la deshidratación que llevaba me bajé bastante tocado a correr. Comencé a correr y en el primer avituallamiento de carrera y tomé de golpe un botellín de agua. El tramo de carrera fue el remate, corriamos por arcén de la carretera que bajaba al pantano dos vueltas de 5 km cada una, sosííííííísima. Iba literalmente muerto y cabreado con el suceso. La deshidratación, al igual que pasó en Ecotrimad fue generalizada y las retiradas fueron cuatiosas. Al final acabé el 26º de 98 llegados a meta.

Siguiente parada Pálmaces (ese sí que es un triatlón bien organizado)

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