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domingo, 16 de enero de 2011

XV VUELTA PEDESTRE A TRES CANTOS



Casi sin haberlo pensado y todavía con las migajas de los polvorones en la boca me inscribí a esta carrera a principio de esta semana.

La cosa no pintaba demasiado bien, encima un día de esta semana estuve un poco pachucho contagiado probablemente con la gripe de una de mis hijas. Bueno, en cualquier caso se trataba de pasar una agradable mañana de domingo haciendo deporte; además el tiempo ha sido estupendo ¿qué más se podía pedir?... si hay que correr un poco más lento se hace y punto.

Había dos carreras: una de 5 y otra de 15 kilómetros. En total 1.500 incscritos y una salida algo masiva desde una pista de atletismo a la que había que dar una vuelta antes de salir del recinto. No soy muy amigo de las aglomeraciones y mis temores se materializaron en una inesperada caida motivada por un corredor que, al cruzarse detrás de mí, me hizo tropezar y caer, acariciendo la suavidad del tartán de la pista en mis rodillas. El muy ca..... ni siquiera se paró a pedir disculpas, vamos, ni siquiera se paró. ¿Quién dijo miedo?, sin darme tiempo a valorar daños, me levanté y proseguí como si no fuera conmigo. Aparéntemente no tenía nada que me impidiera correr asi que seguí con mis propósitos aunque con las rodillas y mi moral algo magullada. Pasaron los kilómetros y aunque el ritmo no era para tirar cohetes, tampoco me sentí mal.



Crucé la meta en 1 hora 9 min. 15 segundos, una media de 4:37 el kilómetro, para darme con un canto en los dientes (con el tartán ya me di en la salida). Entonces sí que me empezaron a hervir las magulladuras de las rodillas, Diossss qué dolor. Me temo que esta semana la piscina la voy a tener que aparcar...

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